El agua es el nutriente más importante para los lechones. El cuerpo del lechón está compuesto en un 70-80% por agua. A pesar de la necesidad crítica de este elemento, el agua sigue siendo el nutriente más descuidado. En función de diversos factores, los animales beben aproximadamente el doble de lo que comen. Y no sólo es importante la cantidad; la calidad microbiológica del agua tiene un enorme impacto en la salud y el rendimiento.
El agua juega un papel importante en el control de la temperatura, el transporte de nutrientes y los procesos digestivos y de desecho. Si se ve comprometido, puede afectar negativamente el rendimiento, la salud y el bienestar. La ingesta insuficiente de agua o alimento o cualquier caída inexplicable en la salud o el rendimiento pueden indicar problemas de calidad del agua.
La calidad del agua por debajo de la óptima tendrá un impacto negativo en la salud y el rendimiento de los animales, así como en la rentabilidad de los productores. La ingesta de agua al destete es baja, lo que genera tasas de flujo lentas, mientras que las temperaturas ambientales suelen ser altas. Esta agua tibia de movimiento lento crea las condiciones ideales para la multiplicación bacteriana. Cuando un lechón experimenta un alto desafío bacteriano por el agua contaminada en este momento, puede disminuir su tasa de crecimiento, disminuir la ingesta de alimento y provocar diarrea.
No solo es importante la fuente de agua, sino también las condiciones higiénicas en el sistema de agua: comenzar con agua limpia y segura en la fuente no significa que permanezca así hasta que los animales la beban. La higiene del agua desde la fuente hasta el bebedero debe ser parte de todos los programas de bioseguridad y gestión de la explotación.
