Manejo del calostro
Los efectos perjudiciales del aislamiento social
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Preweaning
Conclusiones clave de la investigación:
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Cuando están socialmente aisladas, las terneras sufren problemas de comportamiento y desarrollo.
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Las terneras de leche criadas en grupo son menos temerosas que las terneras que son criadas de forma aislada.
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Las terneras alojadas en grupo están más abiertos a nuevas situaciones y nuevos alimentos que aquellas criadas en forma aislada.
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Las terneras con alojamiento social tienen un mayor consumo de alimento y crecen mejor en comparación con las terneras con alojamiento individual.
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Los posibles problemas de las terneras con crianza social son succión cruzada, competencia, agresión y salud lo que requiere un manejo adecuado.
El alojamiento en grupo de las terneras de leche tiene beneficios positivos a largo plazo
El alojamiento de terneras recién nacidas se ha convertido en tema de mucho debate. la gran mayoría de las fincas lecheras actualmente albergan terneras recién nacidas individualmente hasta que son destetadas. La razón detrás de esto es la bioseguridad y la reducción del riesgo de enfermedad. Sin embargo, existen preocupaciones sobre los posibles efectos negativos que el aislamiento social que puede tener sobre el comportamiento, el desempeño y la salud de las terneras.
En la naturaleza, las terneras permanecen muy cerca de sus madres durante la primera semana de vida, pero en la segunda semana comienzan a interactuar con sus compañeras y forman pequeños grupos. Comienzan a pastar y rumiar alrededor de la tercera semana y pastan regularmente con el grupo entre los tres y los seis meses de edad. Este aprendizaje social influye en el desarrollo del comportamiento, incluido el conocimiento de alimentos adecuados [1] y la falta de miedo a los alimentos nuevos o desconocidos. [2] Las terneras recién nacidas necesitan ser alojadas socialmente y de ser así, es posible sin problemas potenciales de salud y comportamiento? En "Efectos del alojamiento grupal en terneras de leche sobre el comportamiento, el aprendizaje, el desempeño y la salud", J.H.C. Costa y col. [3] revisaron la investigación científica disponible sobre los efectos del aislamiento social en el desarrollo de las terneras y lo compararon con los efectos de varios tipos de alojamientos grupales.
Efectos del aislamiento social
La investigación ha demostrado que muchas especies desarrollan un comportamiento anormal cuando están socialmente aisladas. En la naturaleza, las terneras de leche tienden a formar fuertes conexiones sociales a una edad muy temprana. [4] Por lo tanto, es necesario comprender los efectos del aislamiento social en una variedad de criterios de comportamiento para elegir el alojamiento correcto para las terneras. Resulta que las terneras criadas socialmente son menos temerosas que las terneras criadas en aislamiento social.[5] El amortiguamiento social, o la capacidad de los interlocutores sociales para disminuir el efecto de los factores de estrés durante un desafío, tiene fuertes efectos en las terneras. Las terneras vocalizan menos cuando están en una nueva área cuando están acompañados por terneras con los que están familiarizadas, en comparación que cuando están con terneras desconocidas. [6] Las terneras alojadas individualmente tienen una respuesta vocal más fuerte al destete que las terneras acompañadas. [7]
Como los animales de granja a menudo experimentan eventos novedosos, como cambios en la ubicación del corral, reagrupación y cambios en la dieta, la capacidad de hacer frente a la novedad es bastante importante. Sin embargo, se ha demostrado que las terneras alojadas individualmente son mucho más reactivas a la novedad social y ambiental. [8] Por el contrario, las terneras alojadas socialmente tienen una reacción fisiológica y conductual reducida a una variedad de estímulos, incluido el temor a los nuevos alimentos. Además, el aislamiento social temprano en la vida conduce a un menor rendimiento en medidas clave de conocimiento y aprendizaje. [9]
Por lo tanto, las terneras criadas de forma aislada parecen exhibir habilidades sociales deficientes, dificultades para hacer frente a situaciones nuevas y habilidades de aprendizaje deficientes, lo cual podría dificultar su desempeño en las fincas lecheras que siempre tienen entornos cambiantes. Estos efectos negativos del aislamiento social pueden persistir. Si bien la evidencia parece sugerir que el alojamiento grupal de terneras jóvenes es beneficioso, es importante comprender completamente tanto los posibles resultados positivos como las limitaciones asociadas con él.
Los beneficios de la vivienda grupal para terneras de leche
Existe una gran y creciente evidencia que muestra que el alojamiento social influye positivamente en el rendimiento de las terneras de leche. Las terneras de leche recién nacidas con alojamiento social tienen un mayor consumo de alimento sólido y mayores ganancias de peso corporal en comparación con las terneras con alojamiento individual. El mecanismo exacto de influencia social en el comportamiento de alimentación necesita más estudio. Muchos estudios han demostrado una influencia positiva de la vivienda social en varios indicadores de rendimiento de la ternera como el inicio temprano de la pubertad y el aumento de la producción de leche en las primeras y posteriores lactancias.[10]
Los desafíos asociados con el alojamiento grupal
Los desafíos asociados con la vivienda social de las terneras recién nacidas pueden, en su mayor parte, superarse con un manejo adecuado. Ha habido informes de aumento de la succión cruzada [13] cuando las terneras se alojan socialmente, pero otros estudios han informado poco o ningún aumento en este comportamiento [12]. El uso de alimentadores de leche, unidos con programas mejorados de alimentación con leche y procedimientos de destete más graduales parecen mitigar el deseo de succionar de forma cruzada.
Se ha informado un aumento de la competencia y la agresión en terneras que se encuentran alojadas socialmente. Este comportamiento puede manejarse proporcionando suficiente leche y amplias estaciones de alimentación, y diseñando y colocando estas estaciones de manera efectiva.
Podría decirse que una de las principales razones por las que los productores de lácteos aíslan terneros neonatales es para reducir el riesgo de enfermedades, en particular enfermedades respiratorias. Sin embargo, hay poca evidencia de una relación consistente entre la salud de los terneros y la vivienda individual. Muchos estudios empíricos que no han encontrado ninguna ventaja para la salud de los terneros de forma individual [13]. Factores como la cantidad y la calidad de la leche alimentada, la higiene, el tamaño del grupo, la ventilación, los protocolos de calostro y el manejo de la ropa de cama tienen mucha más influencia en el riesgo de enfermedad que la vivienda grupal.
Referencias
[1] Boyd, R., Richerson, P.J. Why culture is common, but cultural evolution is rare. Proc. British Acad. Symp.Oxford Univ., Oxford, UK; 1996:77–94.
[2] Costa, J.H.C., Daros, R.R., von Keyserlingk, M.A.G., Weary, D.M. Complex social housing reduces food neophobia in dairy calves. J. Dairy Sci. 2014; 97:7804–7810.
[3] Costa, J.H.C., von Keyserlingk, M.A.G. and Weary, D.M. Effects of group housing of dairy calves on behavior, cognition, performance, and health. J Dairy Sci. 2016; 99:1-15.
[4] Færevik, G., Jensen, M.B., Bøe, K.E. Dairy calves social preferences and the significance of a companion animal during separation from the group. Appl. Anim. Behav. Sci. 2006; 99: 205–221. And Duve, L.R., Jensen, M.B. The level of social contact affects social behaviour in pre-weaned dairy calves. Appl. Anim. Behav. Sci. 2011; 135:34–43.
[5] Bøe, K.E., Færevik, G. Grouping and social preferences in calves, heifers and cows. Appl. Anim. Behav. Sci. 2003; 80:175–190.
[6] Færevik, G., Jensen, M.B., Bøe, K.E. 2006; Op cit.
[7] de Paula Vieira, A., von Keyserlingk, M.A.G., Weary, D.M. Effects of pair versus single housing on performance and behavior of dairy calves before and after weaning from milk. J. Dairy Sci.2010; 93:3079–3085.
[8] Jensen, M.B., Vestergaard, K.S., Krohn, C.C., Munksgaard, L. Effect of single versus group housing and space allowance on responses of calves during open-field tests. Appl. Anim. Behav. Sci.1997; 54:109–121.
[9] Meagher, R.K., Daros, R.R., Costa, J.H.C., von Keyserlingk, M.A.G., Hötzel, M., Weary, D.M. Individual housing impairs reversal learning and increases fear of novel objects in dairy calves. PLoS ONE.2015; 10: e0132828.
[10] Moallem, U., Werner, D., Lehrer, H., Zachut, M., Livshitz, L., Yakoby, S., Shamay, A. Long-term effects of ad libitum whole milk prior to weaning and prepubertal protein supplementation on skeletal growth rate and first-lactation milk production. J. Dairy Sci. 2010; 93:2639–2650. And Soberon, F., Raffrenato, E., Everett, R.W., Van Amburgh, M.E. Preweaning milk replacer intake and effects on long-term productivity of dairy calves. J. Dairy Sci. 2012; 95:783–793.
[11] Lidfors, L., Isberg, L. Intersucking in dairy cattle—Review and questionnaire. Appl. Anim. Behav. Sci. 2003; 80:207–231.
[12] Chua, B., Coenen, E., Van Delen, J., Weary, D.M. Effects of pair versus individual housing on the behavior and performance of dairy calves. J. Dairy Sci. 2002; 85:360–364. And Mattiello, S., Canali, E., Ferrante, V., Caniatti, M., Gottardo, F., Cozzi, G., Andrighetto, I., Verga, M. The provision of solid feeds to veal calves: II. Behavior, physiology, and abomasal damage. J. Anim. Sci.2002; 80:367–375.
[13] Waltner-Toews, D., Martin, S.W., Meek, A.H. Dairy calf management morbidity and mortality in Ontario Holstein herds. I: The data. Prev. Vet. Med. 1986; 4:103–124 (a). Waltner-Toews, D., Martin, S.W., Meek, A.H. Dairy calf management, morbidity and mortality in Ontario Holstein herds. III. Association of management with morbidity. Prev. Vet. Med. 1986; 4:137–158(b). Perez, E., Noordhuizen, J.P.T.M., Van Wuijkhuise, L.A., Stassen, E.N. Management factors related to calf morbidity and mortality rates. Livest. Prod. Sci. 1990; 25:79–93. And Johnson, K., Burn, C.C., Wathes, D.C. Rates and risk factors for contagious disease and mortality in young dairy heifers. Anim. Sci. Rev. 2011; 205:101–113.
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